Todos coincidimos en la apreciación de que la Escuela Católica no puede anclarse en el pasado. Al mismo tiempo sabemos que, como sociedad, hemos evolucionado hacia una realidad digital donde se hallan inmersos nuestros hijos y alumnos. Esto plantea un reto y una oportunidad, ya que implica la necesidad de complementariedad entre la familia cristiana y el centro educativo, para así desarrollar al máximo las capacidades de nuestros alumnos dentro y fuera de casa y del aula.
La introducción de las nuevas tecnologías, tanto en el centro como en los hogares es ya un hecho imparable y, no obstante, apreciamos una diferencia de conocimiento significativa entre el colectivo de padres y profesores con respecto al de los alumnos en el ámbito digital. Dicha diferencia conlleva un cierto riesgo, ya que a pesar de que es noticia y de actualidad que existe un peligro real en Internet – suplantación de identidad, robos informáticos, ciberbullying, sexting o grooming, etc. – es igualmente cierto que la falta de conocimiento e información nos puede impedir prevenir, detectar… y actuar: ¡Nos impide educar!
Hay más factores dignos de consideración. Entre estos figura que los sistemas de comunicación sirven para transmitir, para saber, para encontrar, pero no debemos olvidar nunca que detrás de estos hay una persona a la que hay que tratar con educación y respeto. Esta persona no es un ente ficticio o avatar, como pasa en los videojuegos, al que no “pasa nada” cuando se le elimina o deshumaniza.
De lo anteriormente expuesto se deduce la necesidad de estar debidamente formados y actualizados para poder guiar, proteger y educar a nuestros alumnos – tanto en el respeto como en el saber – dentro de las nuevas tecnologías. Por encima de lo anterior, sería deseable tener la capacidad de seguir inculcando los mismos valores cristianos, humanizando el uso de las TIC, fomentando la familia y sus valores.
Esto no significa dar pasos hacia atrás por miedo a darlos en falso o restringir el uso de las TICs. Al fin y al cabo, lo realmente deseable sería que los alumnos tuvieran una cierta coherencia entre lo que viven en el seno familiar, en el colegio y aquello que viven en el ámbito digital, al que con las redes sociales, música y juegos inevitablemente gravitan y, por tanto, desean y buscan y… finalmente obtienen acceso con nuestra connivencia o sin ella.
Por tanto, se trata de educar y de estar capacitado para ello. Si no asumimos este reto y no somos capaces de evolucionar al ritmo de la sociedad, tendremos serias dificultades para de llegar a nuestros alumnos y desarrollar nuestro potencial.
Asumamos, pues, que el uso de las TIC es crucial para la nueva sociedad digital con todo el cambio y esfuerzo que implica. Ahora bien: ¿Cómo trasladar los valores cristianos a las TIC?
Una primera reflexión sería decir que lo verdaderamente importante no es la tecnología, sino los valores, la educación y el uso responsable de la libertad, y por tanto, el uso que se haga de esta tecnología. He aquí una nueva misión para todo el colectivo católico, desde la familia, el centro, la institución… todos alineados en cuanto al objetivo, cada uno con su particular aportación.
El camino emprendido por Integra en el seno de Escuelas Católicas nos ha permitido crear, conocer y comprender que es nuestra responsabilidad liderar la creación de la Nueva Sociedad Cristiana del Conocimiento, basándonos en el desarrollo sostenible del Proyecto EDUC@MOS, e implantando una plataforma educativa única en el mundo, y diseñada para educar en un entorno seguro.
La plataforma EDUC@MOS constituye en la actualidad, ya de por sí, un gran avance tecnológico Web 2.0 en el ámbito de la educación en España. Adicionalmente ofrece la respuesta a las necesidades específicas del colectivo de la educación católica.
Es igualmente cierto, sin embargo, que la misma conexión a Internet que nos da acceso a la plataforma EDUC@MOS, y a otros lugares seguros en Internet, también permite el acceso a otros que no lo son. Y resalto que en el proceso de implantación del proyecto, nos hemos dado cuenta que la gran mayoría de los colegios tiene graves carencias en el área de la seguridad, tanto desde el punto de vista de la formación del profesorado, y, por tanto, de los alumnos y sus familias, como de la seguridad necesaria para que la información y los conocimientos utilizados por los docentes estén protegidos por los tres pilares básicos de la nueva sociedad digital: Integridad, disponibilidad y seguridad.
Y entonces surge la pregunta fundamental: Si estamos en disposición de crear el primer y único sistema Integral de Seguridad de la Información, cuyo objetivo fundamental es la protección de los menores, ¿por qué no hacerlo?
Vivimos en tiempos convulsos, donde los ataques a la Fe Cristiana y a nuestras instituciones están a la orden del día poniéndose constantemente en duda nuestra capacidad individual – y como colectivo – para adaptarnos a la nueva realidad social. Sin embargo, las iniciativas de nuestras instituciones en proyectos punteros educativos, como el Proyecto EDUC@MOS, demuestran lo contrario.
Es más, demuestra que no solo estamos capacitados y preparados para adaptarnos a la sociedad digital sino más bien en una posición privilegiada que nos permite garantizar que el proyecto educativo católico formará a los alumnos con la tecnología TIC más avanzada y sin descuidar en absoluto la adquisición por los mismos de los valores cristianos y humanos; todo ello en un entorno de absoluta seguridad y plena convivencia digital.
Adicionalmente, conscientes que en Internet existen riesgos y peligros, aparte de EDUC@MOS y de otros entornos seguros, estamos potenciando tanto productos como soluciones que permitan al educador “aprender a educar” en seguridad y así proteger a todos los usuarios y, en particular, al menor.
Esto último es a la par tan importante como impulsar las nuevas tecnologías y es responsabilidad de todos nosotros. Esta es nuestra obligación y, en definitiva, nuestra nueva misión, todo ello al servicio de Escuelas Católicas.
Enrique Laborde Malo de Molina
Director Gerente
Integra Información y Comunicación, S.L.
Madrid, 22 de Diciembre de 2010
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