La tecnología, una realidad

La tecnología avanza cada vez más rápido con el fin de mejorar nuestras vidas. Pero, si se utilizan estos avances de manera incorrecta, podrían generar problemas cuando menos nos los esperamos.

Desde los más jóvenes hasta los propios centros educativos, utilizan cada vez más la tecnología en el entorno escolar: Pizarras digitales, clases en línea, control de presencia y muchos otros casos de uso hacen la vida más fácil a estudiantes, docentes y familias… ¿o no?

El lado oscuro de la tecnología

Hoy en día, es muy frecuente ver a jóvenes de temprana edad viendo dibujos en dispositivos portátiles como teléfonos móviles o tabletas. Lo que antes era el «osito de peluche», ahora se ha convertido en un dispositivo electrónico. Y no sólo eso, un dispositivo electrónico normalmente conectado a Internet.

Es por ello que cuando este «osito de peluche» se vuelve en nuestra contra, el problema que genera es todavía más grave. Cuando hablamos de ciberacoso, estafas en línea, suplantación de identidad, entre otros, tiene un agravante especial para la víctima.

Aquello que le acompaña desde muy joven, ahora es un problema que le persigue.

¿Qué hacer cuando la tecnología es la causa de un problema en línea?

La respuesta rápida probablemente sería la desconexión. Huir. Pero, esto implica el aislamiento de la sociedad. Intentar vivir fuera de la tecnología en estos tiempos puede generar problemas de acoso en el mundo físico, exclusión de grupos sociales e incluso dificultad para realizar trámites legales.

Por este motivo, es fundamental enfrentarse al problema y solucionarlo lo antes posible.

También cabe destacar la importancia que tiene el guardar pruebas. Lamentablemente, debido a las situaciones de tensión que se pueden llegar a generar, en ocasiones las víctimas borran pruebas como mensajes, elementos multimedia, amenazas… Esto es un error, bajo ningún concepto se deben borrar pruebas que puedan ser muy importantes en acciones legales futuras.

Anonimato: Complicación común

En gran parte de los problemas en línea, un factor determinante es el anonimato. No saber quién está detrás de una página web, de una amenaza o de un perfil de una red social o un troll (usuario que publica mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de molestar, llamar la atención o boicotear la conversación),… Hace muy complicado poder resolver la situación.

De manera muy sencilla, Internet proporciona cierto anonimato. Y, ese sentimiento de no ser descubierto en muchas ocasiones incita a no hacer el bien.

Además, aunque se disponga de pistas que pueden dar lugar a conocer la identidad de un atacante, si éstas están relacionadas con terceros países, la investigación puede llegar a un punto muerto.

Pero, ¿hasta qué punto un ciberdelincuente es anónimo? ¿Es posible conocer quién se esconde detrás de un ciberataque?

La solución: Cazadores de Trolls

En el ámbito de la ciberseguridad, considerar estar protegido al 100% no es posible. Por lo tanto, tampoco es posible ser 100% anónimo.

Lógicamente, no es sencillo averiguar quién se esconde detrás de un ciberataque, pero tras investigaciones satisfactorias pasadas, en muchas ocasiones, es posible conocer la identidad de un atacante.

Hay pequeños rastros, errores, relaciones, que permiten finalizar investigaciones con buenos resultados.

Ciberacoso, daño reputacional, fraude o cualquier otro ciberataque, puede ser investigado. De hecho, la legislación española ya contempla delitos realizados en línea y muy a menudo es posible tomar acciones legales.

¿Y tú? ¿estás siendo víctima de algún tipo de delito en línea y quieres resolverlo? Ponte en contacto.

Enrique Serrano Aparicio (@EnriqueITE)
Fundador y CEO de Hackrocks (Partner de Integra)