Los expertos en fracaso escolar nos advierten de las múltiples causas que lo provocan: sociedad, familia, sistema educativo, centro docente, aula, las propias capacidades del alumno… y, desde luego, la mejor de las prevenciones se asemeja a la encontrada para cualquier dolencia médica (dejar la sal, el tabaco, el alcohol, tomar café, hacer ejercicio, tener una dieta saludable, etc.). Es decir, que la mejor receta para evitar el fracaso escolar sería vivir en un entorno sociocultural alto, dentro de una sociedad que apueste decididamente por la educación, pertenecer a una familia preocupada por la educación y que apoye las necesidades, conseguir un Centro Escolar que promueva la participación y la autonomía del alumnado, con un currículo flexible que atienda a la diversidad y además que se trate de un alumno con interés, competente y participativo.

¿En cuántas familias encontramos esta situación? Probablemente en ninguna, por lo que la escuela se ha preocupado por buscar estrategias que prevengan el fracaso. Y para ello, existen multitud de fórmulas, métodos y recursos más o menos efectivos y más o menos accesibles. Como vivimos en una sociedad de la información, surge una duda más que razonable: ¿Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) pueden aportar algo a lo ya existente? Y de ella se derivarían: ¿Existen recursos que prevengan el fracaso escolar? ¿Se dispone de alguna estrategia de aprendizaje con TIC que permita dicha prevención? Afortunadamente, la respuesta es afirmativa a todas las preguntas, y para justificarla, vamos a buscar algunos ejemplos a lo largo de las próximas líneas.

Puede darse el caso de que el alumnado no entienda los contenidos tal y como están planteados genéricamente. Debería entonces hacerse una adaptación de las Unidades Didácticas, y para ello, existen recursos como “Cuadernia”, que es una aplicación gratuita y libre, que facilitan enormemente esta labor. Otra causa habitual del fracaso es que el alumnado se aburre. Aquí es donde las TIC ofrecen multitud de recursos que permiten aprender jugando, como los software educativo de autor (también libres y gratuitos) “JClic” o “HotPotatoes”. Además, los contenidos digitales interactivos propietarios, que hoy día encontramos en cualquier editorial educativa (como por ejemplo el Libro Interactivo en Red de SM) y que aportan profesionalidad y calidad a precios muy asequibles.

Otra estrategia de prevención es hacer al alumnado protagonista de su propio aprendizaje. Esta manida frase que tan estética queda en la teoría, ha sido de muy difícil aplicación en la realidad del aula… ¡hasta la llegada de las TIC!. Porque para ello, han emergido varias técnicas de aprendizaje basadas en el tratamiento de la información o apoyadas en proyectos de clase, como las WebQuest, las Miniquest, las Cazas del Tesoro, o Proyectos de clase como por ejemplo el “Modelo Gavilán” de Eduteka.org, etc. Bien es cierto, que para garantizar su éxito, deben estar bien construidas, y por tanto, el docente debe tener un buen conocimiento de su elaboración o al menos de su ejecución, si es que opta por seleccionar las ya confeccionadas por las editoriales educativas.

La mejora de la comunicación familia-escuela también se plantea como una buena estrategia para la prevención del fracaso escolar y las TIC estarían mal denominadas si no logran dicha mejora. Efectivamente, encontramos multitud de herramientas que optimizarían la comunicación de la comunidad educativa; desde las sencillas, como el correo electrónico y las listas de distribución, a las complejas como el uso de los blogs y las plataformas virtuales al estilo de Educ@mos.

Como último ejemplo, para acercar las posiciones entre escuela y vida real, cuya discordancia en no pocas ocasiones constituye parte del origen del fracaso escolar, aparece el recurso de los videojuegos. Algo más que cercano al alumnado y que permite el tratamiento de valores y contenidos como Historia, Geografía, Matemáticas, Lengua, etc., según el videojuego del que hablemos y el uso que de él haga el docente.

En definitiva, continuamos sin encontrar en las TIC la fórmula de la piedra filosofal para convertir en oro el fracaso escolar, pero conseguimos nuevos recursos muy útiles, efectivos y económicos que, unidos a los tradicionales, a buen seguro mejorarán el trabajo del docente y del Centro educativo para prevenir el fracaso entre nuestros estudiantes, que al fin y al cabo, es el fracaso de la escuela.

Una escuela sin fracaso escolar, es una escuela de éxito, para cuyo logro, las TIC pueden colaborar de manera muy efectiva.

 

Dr. Rodrigo Ferrer García
Director Pedagógico de Educ@mos

1 de Diciembre de 2010